lunes, 28 de abril de 2008

Kit Kat

7:30 am. Suena el teléfono, solo unos segundos después de que Juan había apagado la alarma de su despertador.

-Buenas, me habla el médico? suena una voz de mujer, con acento español, y un cierto dejo de ñoñería.

-Sí, él le habla, contesta Juan con la voz aún ronca por acabarse de despertar, en qué le puedo ayudar?

-Ay mire, doctor, es que yo he amanecido hoy como algo malita, y quisiera que usted me revisara a ver que me pasa... ah!, y se recuerda que me dijo que no me iba a cobrar?

Oh, noo!!, piensa Juan, mientras cierra los ojos con el teléfono aun en la mano, y es que en ese momento recordó que unos días atrás, mientras andaba caminando por el bar del hotel, se topó con un grupo de españoles que conversaban muy animados, y del grupo sobresalía una mujer que parecía ser el centro de la atención del grupo. Al pasar cerca de ellos, comenzaron a preguntarse: “y quien será ese?” y responde otro:”Hombre, que no ves que es el médico del hotel?”, y no hizo Juan mirar bien al grupo cuando la mujer salta hacia él, muy risueña y coqueta, lo abraza y le dice:

-Oye, guapo, me dicen que eres el médico de aquí…

-Si, para servirle, le dice Juan muy profesionalmente.

-Ay, doctoor, es que yo tengo un dolorcito por aquí, tocándose el bajo vientre, a ver si me puede poner una inyección de “Pollardón 500”, qué cree usted, doctor?, terminó diciendo mientras contenía la risa, lo que no pudieron hacer sus compañeros.

Juan
, que no entendió el chiste, le respondió, sin salirse nunca de su tono e imagen profesional:

-Bueno, tendría que hacerle un examen médico primero… y ahí lo interrumpe la mujer diciéndole en un tono seductor:

-Pero doctor, y usted me va a cobrar a mí…?

Juan
dejó escapar una sonrisa de simpatía, y le respondió en un tono muy caballeroso:

-No, a usted no le voy a cobrar.

-Vale!, y como se llama usted, doctor?

-Juan, y usted?

-Sofía.

Juan recordó todo esto en un par de segundos, justo lo que le tomó en responderle:

-Si, si, no hay problema. Dígame su número de habitación.

Juan
anota el número, se levanta, se arregla rápidamente y toma su maletín de médico. La ventaja de Juan es que duerme en pijama de cirugía, que no es mas que una camisa azul de mangas muy cortas y cuello en V, y unos pantalones del mismo color y de la misma tela muy liviana y suelta, que en vez de cinturón viene con un cordón para amarrárselo rápido
Así sale Juan en pijama a ver a su paciente, aun sin haberse despertado bien, y francamente un poco molesto porque va a ver a una paciente que, aparte de ser una consulta de cortesía, lo saca de la cama recién despertando, y lo peor es que está casi seguro de que será una consulta de balde, porque cree que ella está bien.

Llega a la habitación, y toca la puerta…

-Adelante, entre, que está abierta!, escucha Juan a la española decirle desde adentro.

Juan entra a la habitación. Es un desorden!, ropa tirada por todo el suelo, maletas abiertas en el piso, pero Juan no prestó atención a eso. El observa inmediatamente a la paciente, quien está recostada en su cama, arropada hasta el cuello, y al lado de ella pudo ver unos Panties encima de la lamparita de noche, y en la mesita de la lámpara una gran botella de ron Brugal Extra Viejo, con varias botellas abiertas de Coca-Cola, y un vaso a medio llenar…

-Ay doctor!, estoy malita!, decía ella entre quejándose y riéndose.

-Dígame a ver, que le pasa?

-Ay, doctor, es que anoche me fuí de copas!, estaba en la disco con unos chavales amigos míos, pero no la pasé muy bien, porque estaba algo aburrida con ellos, y me vine a la habitación como a eso de las 2:00 am

-Bueno, entonces parece que sí se divirtió… dice Juan, aún sin comprender bien lo que le pasa a la mujer.

-Bueno, sí, pero es que esos chavales son muy pasa’os!, dice Sofía mientras se levanta de la cama, mostrando una bata semi-transparente, que deja ver una silueta muy voluptuosa, y confirma la sospecha de Juan de que no llevaba ropa interior.

-Mira que uno de los gerentes de aquí, Francisco, me estaba llamando luego como a las 3:00 am para ver si podía subir a mi habitación, y yo le dije que no!, continuó diciendo ella, - parece que el tío ese pensó mal de mi, quizás porque estábamos en la disco bailando Reggueton y yo me puse a bailarle así y, mientras lo decía, se le acercó a Juan de espaldas y muy sensualmente le bailó, de espaldas a él, pegándole las nalgas a las caderas de Juan, y sobándoselas de manera circular, de arriba abajo, sintiendo como la piel caliente de Sofia, a través de su fina bata de seda, calentaba el sexo de Juan, haciéndole responder de inmediato.

-Eh, déjame ver otra vez, dijo Juan en tono suave, -como fué que le bailaste a él?

-Oh, así!, y le repitió el movimiento esta vez con más malicia y más erotismo.

Eso era lo que Juan necesitaba para saber qué le pasaba a Sofía, y cual debía de ser el tratamiento.

La terapia fué bien intensa y, para sorpresa de ambos, les tomó mas de 4 horas corridas, sin interrupciones de ningún tipo, y usando todo el arsenal del que ambos disponían! Quizás al principio, si Juan fuera más observador, hubiese notado al entrar la tremenda caja de condones Protex que estaba en la cama sin abrir, y que debía de tener como veinte o más de esos. Ambos los usaron.

Al final, luego de la maratónica ronda, Sofía le dice a Juan que tiene que empacar, porque ella se vá ese día, y tiene que estar en el lobby en 1 hora para el check-out, o sino el grupo la deja.

-Y oye, guapo, no se si todos los dominicanos son así como tú, pero la verdad es que tú le das mil patadas a cualquier hombre de mi país!

-Ah, y llévate esto, que ya no lo quiero!, le dice Sofía, entregándole a Juan una caja con 20 barras de chocolate Kit Kat.

-Y esto, dice Juan entre sorprendido y algo indignado...

-No, no lo tomes a mal, es que aunque no lo creas, hacia muucho tiempo que yo no hacía nada, y mi fantasía era encontrar a un rico dominicano para eso y, si al final tampoco hacía nada, entonces me iba a hartar de chocolates, porque es lo mas parecido a un orgasmo, me entiendes?

Horas después de haber partido Sofía estaba Juan, recostado en la cama de su habitación con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando de una barra Kit Kat, y saboreando los ricos, deliciosos e intensos momentos de placer que vivió esa mañana inesperada, con su “pacientita española”.

Le tomó a Juan dos días comerse todos los Kit Kats y, aún hoy, cada vez que pide un chocolate, pide uno de esos, porque cada mordida revive en él los sabores, los olores y las sensaciones mas intensas de aquella suculenta terapia matutina.

sábado, 19 de abril de 2008

La “Femme Fatale”

No podía dormir (oye, esta vaina de los blogs de verdad que envicia a uno!). Estaba muy cómodamente acostado en mi cama, pero aun así, mis ojos no paraban de moverse, y sentía algo incomodo, como una ansiedad por algo, y me dí cuenta de que necesitaba escribir!. Me paré, me vestí, y salí a las 12:30 de la madrugada hacia mi oficina, porque ahí fué que dejé mi laptop, solo para abrir una página de Word en blanco…

Que escribo?, me pasan mil cosas por la mente, déjame agarrar una… Ah!

Personalmente tengo la firme convicción de respetar el derecho ajeno a expresar cualquier cosa, siempre que no haga daño a otro, por eso escribo aquí. Aunque, debo confesar mis gustos (a los cuales también tengo derecho). Estuve navegando por la populosa Blogósfera Dominicana, y me encontré muchos Blogs de relatos eróticos, sexuales, de todo tipo.

Confieso que la mayoría me sorprendieron, literalmente, unos por lo explícito de sus relatos, y otros por lo poético y la forma metafórica de describir lo mismo, y lo más sorprendente es que todos estan escrito por mujeres! pero, por mas que me encante leer relatos eróticos de experiencias sexuales ajenas, no dejo de pensar lo mismo… una experiencia sexual, ya sea un simple agarre por puro placer, o la unión de dos almas que se aman a través de sus cuerpos, debería ser un acto íntimo, para el solo disfrute de la pareja que lo hace, o de quienes lo hacen, si son mas de dos.

Quizás soy yo que estoy un poco anticuado, o quizás es por la experiencia acumulada, pero yo que antes, cuando adolescente, era un enfermo viendo películas porno, con el tiempo y al ir viviendo esas mismas experiencias que antes solo podía fantasearlas a través de la TV, fuí perdiendo el interés por este tipo de “arte”, prefiriendo las películas eróticas suaves, y hoy día ya ni eso! (y no crean que es falta de apetito sexual, nooo!).

Ese morbo por el “voyeurismo literario” me recuerda el deseo que tenía yo cuando adolescente de contarles a todos mis amigos hasta la más minima experiencia sexual que haya tenido, con lujo de detalles y, claro, agrandando y exagerándolo todo a mi conveniencia. Al pasar el tiempo, comprendí que eso no era decente ni caballeroso para las mujeres que depositaron su confianza en mí, hasta el punto de entregarme sus cuerpos desnudos para el disfrute mutuo.

Ya, hoy día, se me hace difícil hablar de con quien tuve una experiencia sexual o no, y mucho menos relatarla con detalles. Esas Autoras Blogueróticas, con sus historias novelescas de nuevas y excitantes aventuras sexuales cada semana, me traen a la mente un personaje de películas, que casi siempre aparece en los dramas donde hay un héroe o galán que quiere hacer el bien pero en su camino aparece siempre un tropiezo, mas bien una distracción que casi siempre lleva a nuestro héroe al fracaso… los franceses llamaron a esta figura la “Femme Fatale”.

En las películas de la edad de oro de Hollywood, esta Femme Fatale casi siempre era una rubia alta, voluptuosa, de vestido rojo ceñido, tacones altos, y una actitud seductora irresistible. Ella era la que se le aparece en la habitación al galán, con una copa de champagne, y lo seduce para acostarse con él, mientras los malvados hacen de las suyas. Ella es la que ya no está en la cama al día siguiente, y cuando el galán despierta se da cuenta que fue otra víctima mas de la Femme Fatale!

Ahora, en la vida real hay muchas de estas Femme Fatales, solo que no son todas rubias, ni altas, ni usan tacones altos, ni andan por ahí con una copa en la mano seduciendo a la franca a todo el mundo, no. Hay, sin embargo, algunos estilos diferentes de Femme Fatales muy famosas en la historia de la vida real, comenzando con Mata Hari, una Belly-Dancer muy sensual, que con sus encantos seducía a hombres importantes para sacarles secretos de guerra en la cama, ya que ella era una espía encubierta, hasta que sus víctimas la atraparon y la fusilaron por alta traición.

Otro de muchos casos, para mí, es el de Anaís Nin, la escritora de multiples Best-sellers eróticos, quien describe en sus libros sus numerosos y tórridos encuentros sexuales con hombres, mujeres y ambos, hasta que conoció al también escritor y autor del famoso libro “Trópico de Cáncer” Henry Miller, cuyo romance con él fue tan intenso y carnal que casi lleva a Miller al borde de la locura.

Otro caso muy particular de Femme fatale es el de una mujer que representa un símbolo para la cultura Mexicana, y en verdad no se que la hace mas famosa, si sus famosos autoretratos, sus posiciones nacionalistas, o su vida sexual y matrimonial… me refiero a la eterna Frida Kahlo.

Frida Kahlo nació enferma, contrajo Polio cuando niña, dejándole con dolor y dificultad para caminar. Para colmo, a los 18 años sufrió un accidente de tráfico que le destruyó múltiples huesos, le desgarró el útero y la obligó a pasar por múltiples cirugías durante su vida, y la condenó a sufrir de dolor y esterilidad hasta su muerte. Pero, los que conocieron a Frida están de acuerdo en algo… esa mujer coja, pequeña, enferma, con las cejas unidas y un bigotito en ciernes, destilaba una sensualidad salvaje, que la percibían tanto hombres como mujeres.

Frida era bisexual, y con orgullo. Por su cama desfilaron hombres tan apetitosos como las mujeres que ella también conquistó, hasta que conoció a Diego Rivera, un señor 20 años más viejo, gordo rechoncho, pero un prodigio del arte mural, y un gran amante.

Frida y Diego vivieron un romance digno de película (de hecho ya hay una), donde la regla era: Frida, mi amor, te puedes acostar con toodas las mujeres que quieras, a mi no me importa, al contrario… pero desde que te acuestes con otro hombre, ahí sí terminamos!, y así fue la vida de ambos, hasta que un día llegó a México un exiliado político de Rusia, León Trotsky, abogado, escritor y políglota que hablaba fluído mas de 6 idiomas, incluyendo el español.

Trotsky conoció a la pareja en una reunión social, se hizo amigo de ambos, y Diego le ofreció estadía en su casa, mientras se establecía en México. Poco después de vivir en la casa de ambos, Diego descubrió que su esposa Frida se acostaba nada menos que con León Trotsky en su misma casa, y ese fué el fin de Frida y Diego.

Para mí, la Femme Fatale de hoy día, de la vida real, es aquella que te atrae con sus mieles, y cuando pruebas de esa miel, entonces te mata con su veneno.

Lo que hace a la Femme Fatale de hoy día alguien tan peligroso es lo seductor de sus néctares, como hacen que se te vuelva la boca agua con sus historias cargadas de sexo ardiente, libre y apasionado, como te seducen con atractivos exóticos como orgasmos múltiples y sobrehumanos, experimentar con ella y otras mujeres en noches de orgías desinhibidas y salvajes, y ahí, cuando ya estas enredado en la telaraña de placer y sexo, entonces, al mirar a tu alrededor, te das cuenta de lo que en verdad pasó… fuíste otra victima mas de la Femme Fatale!. Te morderá, te chupará tu sangre, te inyectará su veneno, te tirará como otro desperdicio más, e irá en búsqueda de su otra víctima.

Mi amigo Juan fué víctima de una de esas y, hoy, esas Autoras Blogueróticas me lo acordaron.

Bueno, son las 2:00 am. Ya me voy a acostar.

sábado, 12 de abril de 2008

Cuentos cortos de mi amigo Juan

“Ayúdeme a matar a mi mujer”

Llega al consultorio de Juan un señor alto, fuerte, de unos 45 años, con unos lentes Ray-Ban que le daban un tono tenebroso a sus ojos, un sombrero vaquero y unos amplios y frondosos bigotes rubios.

-Buenas tardes, doctor, puedo pasar?, Le dice el señor a Juan en un perfecto inglés.

-Si, si, pase, Le responde Juan en inglés.

El Señor le da la mano Juan y se sienta, con mucha parsimonia, al tiempo que se quita el sombrero dejando al descubierto una cabellera rubia y canosa.

-Antes que nada, doctor, quiero que me asegure que lo que yo hable aquí quede dentro de la más estricta confidencialidad.

-Claro, no se preocupe por eso, le replica Juan con curiosidad.

-Mire, doctor, -empieza a decir el señor sin quitarse los lentes de sol, y con un temple de voz firme y sereno-, mi esposa y yo somos de Canada. Mi esposa tiene cáncer, y ya está en un estado terminal, donde ya no hay nada que hacer. Ella está bajo muchos sedantes y analgésicos porque el dolor que ella sufre es insoportable, y los médicos no saben cuanto tiempo ella durará así.

-El asunto es, doctor, -continua diciendo el señor sin inmutarse,- que en muchos países es legal que se le ayude a un paciente a terminar con su dolor y sufrimiento en casos así, pero en mi país eso aún no es legal, por lo que los médicos allá no me han querido ayudar en eso. Por eso vine aquí, Doctor, para preguntarle: usted puede ayudarme a terminar con la vida de mi esposa?

A Juan le tomó unos segundos volver a pestañear, y respiró profundo.

-Lamento decirle que no puedo ayudarlo en eso,-respondió Juan en el mismo tono firme y sereno-, ya que eso seria un crimen y aquí la eutanasia activa esta penada por ley, aparte de que iría en contra de mis principios. Lo siento mucho.

-No, no hay problema, doctor, usted está en todo su derecho, solo vine a saber si eso era posible aquí con usted.

El señor se incorpora, colocándose el sombrero, le da la mano a Juan y le dice en tono muy calmado:

-De todas formas, yo tengo un amigo en Canada que es veterinario, y supongo que si él puede matar a un caballo, bien puede ayudarme a mí a matar a mi mujer. Gracias doc, le debo algo?

-No, no, nada. Pase buenas tardes.

viernes, 11 de abril de 2008

40 y 20

Últimamente he estado en contacto muy cercano con este tipo de relaciones: ella, jovencita, de unos 19 o 20 años y el, ya un señor viejo, de mas de 40 años, a veces de hasta mas de 60. No es tan frecuente ver lo mismo a la inversa, o sea, un jovencito con una mucho mayor, aunque también lo he presenciado en estos días, y casualmente puedo reconocer algunos factores comunes en esas relaciones. Quizás hasta podría unirlas todas y narrarlas en una sola historia, déjame ver…

El hombre, de mayor edad, usualmente divorciado luego de un matrimonio largo y fructífero, que quizás por la monotonía o por la incompatibilidad recién descubierta luego de que los hijos crecen y se van alejando, decide explorar nuevamente la vida de soltero, disfrutando ahora de la estabilidad económica que no poseía antes, además de ser el amo de su destino, y con una experiencia emocional que el mismo hubiese envidiado cuando joven.

Ella, en la flor de su juventud, ya ha tenido varios novios, y sabe que lo mas que puede conseguir con uno de los jevitos que ha salido es mucho sexo salvaje, una barriga mal planeada, quizás un matrimonio inestable con un joven que se le para con cada falda que le cruza al frente, y años de trabajos y sacrificios hasta que uno de ellos pueda echar hacia adelante y madure.

Ella ve a su alrededor y nota como es objeto de admiración de todos los hombres, muchos de ellos mayores que su propio padre, algunos incluso son amigos de su padre, y ve también con la esplendidez con que ellos le ofrecen salir al restaurant mas caro, irse de fin de semana al Resort mas lujoso, cuando llega a un lugar a comprar algo le ofrecen pagarle la cuenta, no importa cuan cara sea la cuenta, y eso le va llenando los ojos, y lo compara con su pobre noviecito que a duras penas puede sacar de su quincena unos pocos cheles para invitarla a Burguer King y al cine.

A la jovencita le dicen: “Mija, no seas pendeja, hazle caso a ese viejo! Tu no ves que ese hombre tiene billetes?, y te va a poner como una reina, en tu propio apartamento, con tu buena jeepeta, y sin dar un golpe?, que tu crees que vas a sacar con ese jevito culo-cagao que tu tienes??” y ella finalmente abre los ojos… seré yo la cenicienta?

Así es como el viejito un día ve a la jovencita, la saluda desde su jeepeta, se baja, muy cortésmente le inicia una conversación banal para ganar su atención y de paso presentarse mutuamente, amen del intercambio de números telefónicos. El pobre Jevito no sabe lo que le espera... él muy ilusionado con su bomboncito de mujer, haciendo planes para el futuro, construyendo castillos en el aire donde viviría con su princesita, sin saber que su amada está por su lado gestionando su propio castillo muy real, de varilla y cemento, financiado por quien será su dueño y señor.

Así, el resto de la historia ya todos la saben: los padres vueltos locos de alegría por la suerte que tiene su niñita linda, los hijos del viejo vueltos locos de ira por las loqueras de papi, los amigos de ambos muertos de la risa, y el jevito de ahí en adelante tendrá que conformarse con uno que otro escape a un motelito con ella para recordarle lo bueno que es una verga de 21 años.

“El amor y el interés se fueron al río un día…”

…Y, vivieron felices para siempre?

Noo!!, que lindo hubiera sido un final así, pero lamentablemente la historia no acaba ahí…

Ella queda embarazada, y aunque a ella no le faltará nada, ni a su hijo, empieza a sentir la presión de la familia de él, que la ven a ella como una arpía que se le metió a su papi por los ojos para quitarle su dinero y usurparle el lugar que tienen sus hijos. Así, le harán la vida imposible, le harán el “fó” en las reuniones familiares, la tratarán siempre con burlas y con un dejo de superioridad sobre ella, y le recalcarán siempre a su papi que no se le ocurra comprar nada a su nombre, sino que lo ponga a nombre de sus hijos mayores, para que “esa” no se lleve la mitad de todo.

Aquí, la historia se divide en dos finales, dependiendo de qué actitud tome la pobre cenicienta del cuento de hadas…

Llegará el divorcio, quizás por el hastío de la presión de la familia de él, o por iniciativa de él, harto ya de la misma presión, mas ese sentimiento corrosivo de que le están pegando los cuernos, o quizás porque finalmente, después de tanto sexo, ambos descubran que ya no tienen de que hablar, que no tienen nada en común que compartir, más que sus experiencias juntos. Ahí ella se podrá servir con la tajada grande, porque quizás se quede con su vehículo, quizás con su apartamento, pedirá una manutención sustancial, y sabe que ese niño tendrá su vida resuelta y ella podrá luego rehacer su vida sin esa preocupación en mente.

Talvez se encuentre nuevamente con su antiguo novio de juventud, y al verse ella en la posición en que ahora está, diga para sí misma: “Que bien hice yo al dejar a este por mi ex.!”.

Quizás tengan un affaire.

La otra salida es la de no salirse. Ella, quizás por lealtad, quizás por amor, o más probablemente por miedo a perder la estabilidad alcanzada, se aferrará a esa relación con uña y dientes, y cuidará de ese hombre como Dios manda. A pesar de cualquier infidelidad ocasional de ambas partes, ella sobrellevará todo eso con tal de no perder.

El Viejo se irá poniendo más viejo, y ella pasará poco a poco de ser esposa-amante, a ser esposa-madre, a esposa-cuidadora, y se encontrará un día con su antiguo jevito, su noviecito de años atrás, convertido en todo un jefe, un empresario, un ejecutivo en su carro de lujo, con un cuerpo atlético gracias al Gym, unas cuantas canas y una sonrisa de satisfacción por lo que la vida le ha dado que no se le borra con nada. El la ve a ella, ajada, con la piel algo marchita, la cara amargada, aunque con un cuerpo aun sexy por las cirugías, pero con la mirada cansada, triste, como de alguien preso en su propia carne, deseosa de salir y ser libre otra vez.

Ella lo ve, se queda pensando y dice para sí: “qué hubiera sido de mí si me hubiera quedado con él?”.

El dice para sí: “Gracias a Dios que ella me dejó por él!”.

viernes, 4 de abril de 2008

Puedo escribir los versos...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella tambien me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo tambien la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, mas inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocio.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta, a lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos arboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo bronceado. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero talvez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
Y estos los últimos versos que yo le escribo.


Pablo Neruda.

martes, 1 de abril de 2008

Pobre Niña…

Mientras escuchaba una canción de la 5ta estación, me vino a la mente otra historia de mi amigo Juan.

Me contó de una niña, que desde muy niña sintió la falta de amor en su hogar, ese vacío que se forma en el alma cuando los padres se separan y no piensan en las víctimas inocentes a su alrededor. Esa niña, no tan niña, estaba en el umbral de su adolescencia, en ese punto crítico donde ella piensa como una bebé pero comienza a sentir y a verse como adulta, y no lo entiende o, peor aún, no sabe que hacer con eso.

Esta pobre niña, sedienta de amor, nota como los demás le prestan atención. Antes ella pasaba desapercibida, como una sombra amorfa sin importancia, pero ahora ya no! Ahora ella presenta los esbozos de una silueta muy sexual, unas caderas prominentes, unas nalgas redonditas y firmes, unos pechos sensuales y siempre erectos, y se empezaba a notar una picardía muy sugestiva en su sonrisa, muy natural y espontánea.

La niña, al ver como los hombres comienzan a notarla, empieza a tentar, a ver… si ellos me miran, quizás estén interesados en mí, quizás me quieran como soy, quizás me den cariño, quizás… me den amor!

Y así es como esta pobre niña, quien solo necesitaba de un amor sincero, incondicional, mimado, como solo sus padres podían darle, terminó un buen día, algunos años después, mirándose al espejo: ya no es la niña de antes. Ya su cuerpo no es el mismo de cuando tenía 14, ni su vida es la misma. Ella era inteligente y lo sabía, por eso ella quería ser alguien importante, estudiar, hacerse profesional y triunfar para que sus padres sintieran orgullo por ella… hoy ni eso puede ella mostrar. Por el contrario, su deseo de ser amada la llevó de brazos en brazos, de cama en cama, de marido en marido, de amante en amante, incluso de mujer en mujer, todos dejándole una marca indeleble en su corazón, en su cuerpo, en su vientre y en su reputación.

Ahí se vé. La que una vez fué una niña inocente, llena de un futuro rico en oportunidades, ahora luce cansada, con el cuerpo abatido por los embarazos, los partos y las cesáreas, el corazón sucio y macerado, y una historia de mil y una noches de placer vano y lujuria, todo por alcanzar ese néctar que tanto anhela, ese sentimiento que llene el vacío en su alma, esa sola gota que la hará reverdecer como una flor en primavera… eso que llaman amor!

Dónde hallará el amor esa pobre niña? Será en los brazos de otro hombre? O, quizás, de otra mujer?

Juan me dijo que él también trató de darle ese amor, pero no fué suficiente.

Yo, sin embargo, creo saber exactamente dónde ella puede hallar ese amor en abundancia y para siempre.

… En Dios.