sábado, 12 de abril de 2008

Cuentos cortos de mi amigo Juan

“Ayúdeme a matar a mi mujer”

Llega al consultorio de Juan un señor alto, fuerte, de unos 45 años, con unos lentes Ray-Ban que le daban un tono tenebroso a sus ojos, un sombrero vaquero y unos amplios y frondosos bigotes rubios.

-Buenas tardes, doctor, puedo pasar?, Le dice el señor a Juan en un perfecto inglés.

-Si, si, pase, Le responde Juan en inglés.

El Señor le da la mano Juan y se sienta, con mucha parsimonia, al tiempo que se quita el sombrero dejando al descubierto una cabellera rubia y canosa.

-Antes que nada, doctor, quiero que me asegure que lo que yo hable aquí quede dentro de la más estricta confidencialidad.

-Claro, no se preocupe por eso, le replica Juan con curiosidad.

-Mire, doctor, -empieza a decir el señor sin quitarse los lentes de sol, y con un temple de voz firme y sereno-, mi esposa y yo somos de Canada. Mi esposa tiene cáncer, y ya está en un estado terminal, donde ya no hay nada que hacer. Ella está bajo muchos sedantes y analgésicos porque el dolor que ella sufre es insoportable, y los médicos no saben cuanto tiempo ella durará así.

-El asunto es, doctor, -continua diciendo el señor sin inmutarse,- que en muchos países es legal que se le ayude a un paciente a terminar con su dolor y sufrimiento en casos así, pero en mi país eso aún no es legal, por lo que los médicos allá no me han querido ayudar en eso. Por eso vine aquí, Doctor, para preguntarle: usted puede ayudarme a terminar con la vida de mi esposa?

A Juan le tomó unos segundos volver a pestañear, y respiró profundo.

-Lamento decirle que no puedo ayudarlo en eso,-respondió Juan en el mismo tono firme y sereno-, ya que eso seria un crimen y aquí la eutanasia activa esta penada por ley, aparte de que iría en contra de mis principios. Lo siento mucho.

-No, no hay problema, doctor, usted está en todo su derecho, solo vine a saber si eso era posible aquí con usted.

El señor se incorpora, colocándose el sombrero, le da la mano a Juan y le dice en tono muy calmado:

-De todas formas, yo tengo un amigo en Canada que es veterinario, y supongo que si él puede matar a un caballo, bien puede ayudarme a mí a matar a mi mujer. Gracias doc, le debo algo?

-No, no, nada. Pase buenas tardes.

1 comentario:

@MerlynAC dijo...

Es un caso complicado, pues es acabar con una vida, aunque el fin sea evitar el dolor de esa persona que agoniza o está en las últimas... es como el caso del aborto... ahí no juzgo, pues hay que estar en la situación para saber qué hacer.

Saludos y grx por la visita