viernes, 11 de abril de 2008

40 y 20

Últimamente he estado en contacto muy cercano con este tipo de relaciones: ella, jovencita, de unos 19 o 20 años y el, ya un señor viejo, de mas de 40 años, a veces de hasta mas de 60. No es tan frecuente ver lo mismo a la inversa, o sea, un jovencito con una mucho mayor, aunque también lo he presenciado en estos días, y casualmente puedo reconocer algunos factores comunes en esas relaciones. Quizás hasta podría unirlas todas y narrarlas en una sola historia, déjame ver…

El hombre, de mayor edad, usualmente divorciado luego de un matrimonio largo y fructífero, que quizás por la monotonía o por la incompatibilidad recién descubierta luego de que los hijos crecen y se van alejando, decide explorar nuevamente la vida de soltero, disfrutando ahora de la estabilidad económica que no poseía antes, además de ser el amo de su destino, y con una experiencia emocional que el mismo hubiese envidiado cuando joven.

Ella, en la flor de su juventud, ya ha tenido varios novios, y sabe que lo mas que puede conseguir con uno de los jevitos que ha salido es mucho sexo salvaje, una barriga mal planeada, quizás un matrimonio inestable con un joven que se le para con cada falda que le cruza al frente, y años de trabajos y sacrificios hasta que uno de ellos pueda echar hacia adelante y madure.

Ella ve a su alrededor y nota como es objeto de admiración de todos los hombres, muchos de ellos mayores que su propio padre, algunos incluso son amigos de su padre, y ve también con la esplendidez con que ellos le ofrecen salir al restaurant mas caro, irse de fin de semana al Resort mas lujoso, cuando llega a un lugar a comprar algo le ofrecen pagarle la cuenta, no importa cuan cara sea la cuenta, y eso le va llenando los ojos, y lo compara con su pobre noviecito que a duras penas puede sacar de su quincena unos pocos cheles para invitarla a Burguer King y al cine.

A la jovencita le dicen: “Mija, no seas pendeja, hazle caso a ese viejo! Tu no ves que ese hombre tiene billetes?, y te va a poner como una reina, en tu propio apartamento, con tu buena jeepeta, y sin dar un golpe?, que tu crees que vas a sacar con ese jevito culo-cagao que tu tienes??” y ella finalmente abre los ojos… seré yo la cenicienta?

Así es como el viejito un día ve a la jovencita, la saluda desde su jeepeta, se baja, muy cortésmente le inicia una conversación banal para ganar su atención y de paso presentarse mutuamente, amen del intercambio de números telefónicos. El pobre Jevito no sabe lo que le espera... él muy ilusionado con su bomboncito de mujer, haciendo planes para el futuro, construyendo castillos en el aire donde viviría con su princesita, sin saber que su amada está por su lado gestionando su propio castillo muy real, de varilla y cemento, financiado por quien será su dueño y señor.

Así, el resto de la historia ya todos la saben: los padres vueltos locos de alegría por la suerte que tiene su niñita linda, los hijos del viejo vueltos locos de ira por las loqueras de papi, los amigos de ambos muertos de la risa, y el jevito de ahí en adelante tendrá que conformarse con uno que otro escape a un motelito con ella para recordarle lo bueno que es una verga de 21 años.

“El amor y el interés se fueron al río un día…”

…Y, vivieron felices para siempre?

Noo!!, que lindo hubiera sido un final así, pero lamentablemente la historia no acaba ahí…

Ella queda embarazada, y aunque a ella no le faltará nada, ni a su hijo, empieza a sentir la presión de la familia de él, que la ven a ella como una arpía que se le metió a su papi por los ojos para quitarle su dinero y usurparle el lugar que tienen sus hijos. Así, le harán la vida imposible, le harán el “fó” en las reuniones familiares, la tratarán siempre con burlas y con un dejo de superioridad sobre ella, y le recalcarán siempre a su papi que no se le ocurra comprar nada a su nombre, sino que lo ponga a nombre de sus hijos mayores, para que “esa” no se lleve la mitad de todo.

Aquí, la historia se divide en dos finales, dependiendo de qué actitud tome la pobre cenicienta del cuento de hadas…

Llegará el divorcio, quizás por el hastío de la presión de la familia de él, o por iniciativa de él, harto ya de la misma presión, mas ese sentimiento corrosivo de que le están pegando los cuernos, o quizás porque finalmente, después de tanto sexo, ambos descubran que ya no tienen de que hablar, que no tienen nada en común que compartir, más que sus experiencias juntos. Ahí ella se podrá servir con la tajada grande, porque quizás se quede con su vehículo, quizás con su apartamento, pedirá una manutención sustancial, y sabe que ese niño tendrá su vida resuelta y ella podrá luego rehacer su vida sin esa preocupación en mente.

Talvez se encuentre nuevamente con su antiguo novio de juventud, y al verse ella en la posición en que ahora está, diga para sí misma: “Que bien hice yo al dejar a este por mi ex.!”.

Quizás tengan un affaire.

La otra salida es la de no salirse. Ella, quizás por lealtad, quizás por amor, o más probablemente por miedo a perder la estabilidad alcanzada, se aferrará a esa relación con uña y dientes, y cuidará de ese hombre como Dios manda. A pesar de cualquier infidelidad ocasional de ambas partes, ella sobrellevará todo eso con tal de no perder.

El Viejo se irá poniendo más viejo, y ella pasará poco a poco de ser esposa-amante, a ser esposa-madre, a esposa-cuidadora, y se encontrará un día con su antiguo jevito, su noviecito de años atrás, convertido en todo un jefe, un empresario, un ejecutivo en su carro de lujo, con un cuerpo atlético gracias al Gym, unas cuantas canas y una sonrisa de satisfacción por lo que la vida le ha dado que no se le borra con nada. El la ve a ella, ajada, con la piel algo marchita, la cara amargada, aunque con un cuerpo aun sexy por las cirugías, pero con la mirada cansada, triste, como de alguien preso en su propia carne, deseosa de salir y ser libre otra vez.

Ella lo ve, se queda pensando y dice para sí: “qué hubiera sido de mí si me hubiera quedado con él?”.

El dice para sí: “Gracias a Dios que ella me dejó por él!”.

2 comentarios:

Nikkei-Girl dijo...

Este tema es una espada de doble filo.

Si supieras que no todas las chicas se acercan solo por asuntos materiales. Está comprobado que la gran mayoría de las jóvenes que no tuvieron ningún tipo de figura paterna durante su adolescencia (un abuelo, un tío, un padrino, un maestro incluso)tienden a ver en estos señores que se acercan tan galantemente, esa protección paterna que nunca saborearon.

Es un tema delicado como te digo. Nosotros, quiénes vemos las relaciones desde fuera tendemos a criticar y emitir juicios superfulos.

Como siempre digo, si los dos son mayores y ambos están dispuestos a que salga pito o gallareta, etonces ...adelante!

"Alex G." dijo...

Si, es cierto, solo puse como ejemplo los casos que he visto ultimamente y, creeme, no tienen nada que ver con complejo de Edipo ni nada por el estilo...